El misterio de los Anillos de Hada.

Muchas veces la naturaleza puede vencer a la fantasía en cuanto a misterio y magnificencia.

Algunos fenómenos naturales que tienen lugar en la Tierra y en el espacio vencen por mucho a los que tienen lugar en nuestra imaginación, y palidecen a los que vemos en películas y libros de ficción.

En el desierto de Namibia, en el continente africano, tiene lugar un misterioso fenómeno que todavía no tiene una explicación concreta.

En una franja de poco menos de 2.000 kilómetros de longitud se encuentran una serie de lunares, cráteres o anillos que han recibido el nombre de Anillos de Hada. Estos Anillos de Hada varían en tamaño, pero, la mayoría presenta una forma similar, y oscilan entre los 10 y 60 metros de diámetro.

Mucho es lo que se ha especulado sobre el origen de estos extraños cráteres. Entre las teorías que se han barajado se encuentra la de que las termitas que viven bajo tierra son las responsables del hecho, pero, aún después de realizar experimentos en laboratorios e incluso en el desierto de Namibia no se llegó a ninguna conclusión concreta.

Representación antigua de los anillos de hada.

Vistos desde el cielo, los Anillos de Hada asemejan al patrón que tienen algunos grandes felinos en su cuerpo, por lo que se han relacionado con el llamado arbusto tigre, una planta que crece en patrones parecidos a los de los grandes gatos asiáticos.

Uno de los expertos que ha estudiado el tema plantea la hipótesis de que los Anillos de Hada se forman porque las plantas de organizan de manera que todas puedan aprovechar los escasos nutrientes del árido desierto, formando por casualidad estos círculos vacíos.

Otros dicen que las termitas se encargan de eliminar la vegetación mordiendo las raíces de esta, aunque esto no explicaría el porqué estos lunares se extienden en un área de casi 2.000 kilómetros.

Sea cual sea la causa de los Anillos de Hada, a día hoy estos todavía son uno de los muchos misterios que, con recelo, nuestro planeta Tierra guarda para nosotros, enseñándonos la superficie, pero ocultando del ojo humano el mecanismo que se esconde detrás.